“The only way to be saved is through divine intervention.”
El único final posible: que algo la salve desde fuera.
Pero Dios no llega.
Nadie viene.
Solo queda una opción: irse volando.
Y se fue.
Y esa fue su intervención divina.
Y no se fue con nadie.
Se fue hacia sí misma.
Hacia el silencio que no duele.
Hacia la paz que no pide explicaciones.
Hacia un lugar donde ya no suena esa música que antes era amor, y ahora castigo.
¿Qué pasa cuando nos damos cuenta de que el otro sufre en un lenguaje que no hablamos del todo? Empecé a entender la empatía no como un acto de identificación, sino como el reconocimiento de la imposibilidad de tal identificación.