los zapatos del otro no me quedan (la empatía según Susan Sontag)
Nos dice que miremos el dolor sin domesticarlo, sin explicarlo, sin hacerlo nuestro. Tal vez ahí es donde nace la empatía más pura de todas, en la conciencia de los límites que separan nuestra experiencia con la del otro, y aún así quedarnos en el borde, acompañando de alguna manera.
los zapatos del otro no me quedan (la empatía según Susan Sontag)
Yo creo que la empatía real es saber que no hay manera de ponerse en los zapatos de alguien más, lo cual condensa la ética de la distancia: una empatía que no invade, que no pretende entenderlo todo, pero que acompaña desde la conciencia de su propio límite.
los zapatos del otro no me quedan (la empatía según Susan Sontag)
pero lo que sí podemos hacer es entender y no convertir su dolor en una proyección de nuestra propia experiencia imaginaria.
los zapatos del otro no me quedan (la empatía según Susan Sontag)
una empatía que no invade, que no pretende entenderlo todo, pero que acompaña desde la conciencia de su propio límite
los zapatos del otro no me quedan (la empatía según Susan Sontag)
¿Qué pasa cuando nos damos cuenta de que el otro sufre en un lenguaje que no hablamos del todo? Empecé a entender la empatía no como un acto de identificación, sino como el reconocimiento de la imposibilidad de tal identificación.