Reconciliación/Disociación. Self-portrait series shot in Fukuoka, Japan. Durante años viví en estados de disociación, sintiendo que mi mente y mi cuerpo no estaban conectados. Al hablar con otras mujeres y leer autoras como Emmeline Clein, entendí que no era la única: muchas veces actuamos buscando aprobación externa, desconectándonos de nuestros deseos para sobrevivir en una sociedad que nos enseña a complacer. En esos momentos de “anestesia”, mi cuerpo empezaba a expresar lo que yo no podía gestionar emocionalmente. El autorretrato se convirtió en una forma de volver a mí. Al retratarme, me hago presente, observo mi entorno y empiezo a reconciliar mi cuerpo con mi mente. Aprendo a aceptar y amar mi cuerpo, incluso cuando duele, pese a los mensajes que me dicen que no es suficiente. Viví este proceso durante mi residencia en Studio Kura, en Japón. Como en otros trabajos míos, la repetición fue clave: me autorretraté cada día en mi habitación, y así fui recuperando la conexión con lo que siento y con quien soy, habitando de nuevo un cuerpo del que había aprendido a ausentarme. …. Reconciliation/Dissociation For years, I lived in states of dissociation, feeling that my mind and body were disconnected. Through conversations with other women and reading authors like Emmeline Clein, I realized I wasn’t alone: many of us act in ways that seek external approval, disconnecting from our own desires in order to survive in a society that teaches us to please rather than to listen to ourselves. In those moments of “anesthesia,” my body began to express what I couldn’t manage emotionally. Self-portraiture became a way to return to myself. By photographing myself, I become present, observe my surroundings, and begin to reconcile my body with my mind. I learn to accept and love my body, even when it hurts, despite the constant messages telling me it’s not enough. I experienced this process during my artist residency at Studio Kura, in Japan. As in other works of mine, repetition was key: I took a self-portrait every day in my room, gradually recovering the connection between what I feel and who I am inhabiting, once again, a body I had learned to abandon.