a medida que crece nuestra sabiduría, resulta más fácil distinguir la piedra preciosa del barro que la recubre.

Como he dicho, creo que nosotros somos los únicos que lo hacemos, somos la única forma en la que el cosmos ha despertado al autoconocimiento.

La civilización humana tomó un mal rumbo cuando comenzó a denigrar la intuición. Sin ella, morimos. Como dijo Einstein: «La mente intuitiva es un don sagrado y la mente racional es un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que honra al sirviente y ha olvidado el don».

Este parecía explicar cómo funcionaba el sistema, pero en realidad se limitaba a describirlo.

Sencillamente no podemos explicar el funcionamiento de algo vivo mediante la lógica de causa y efecto.

Es importante advertir que, si hubiera dependido de becas para financiar mi investigación, no podría haberla llevado a cabo. En la práctica, todos los costes, incluidos mis ingresos y mis viajes, se cubrían con los pagos que recibía por resolver los problemas técnicos de los servicios gubernamentales y la industria.

Creo que nuestro error ha consistido en continuar razonando a la manera clásica. Hemos cometido este error debido a la naturaleza del discurso, tanto hablado como escrito, y a la tendencia divisoria del pensamiento humano. Sabemos que nuestros amigos y amantes son personas enteras. Puede parecer sensato en ocasiones considerar su hígado, su piel y

la regulación de la temperatura de un animal o de Gaia es igualmente inexplicable mediante la lógica clásica.

La forma de pensar según la cual «A causa B» es unidimensional y lineal, mientras que la realidad es multidimensional y no lineal. Basta con pensar en nuestra propia vida para percatarnos de lo absurdo que es pensar que todo se puede explicar como un simple proceso lineal de causa y efecto.