Deshaciendo errores: Kahneman, Tversky y la amistad que nos enseñó cómo funciona la mente (Spanish Edition)
Michael Lewisamazon.com
Deshaciendo errores: Kahneman, Tversky y la amistad que nos enseñó cómo funciona la mente (Spanish Edition)
Otra regla relacionada con esta estipulaba que «un evento es menos susceptible de ser cambiado cuanto más se aleja en el pasado». Con el transcurso del tiempo, las consecuencias de cualquier evento se acumulaban, y obligaban a deshacer más hechos. Y cuanto más hay que deshacer, más se reducen las probabilidades de que la mente lo intente. Esta era,
... See moreEn efecto, las historias que las personas se cuentan a sí mismas cuando las probabilidades son desconocidas o imposibles de conocer son muy simples. Llegaron a la conclusión de que «Esta tendencia a considerar solo argumentos relativamente simples puede tener efectos particularmente notables en situaciones de conflicto. Los estados de ánimo y los p
... See moreel mero acto de la clasificación refuerza los estereotipos. Si queremos debilitar un estereotipo, eliminemos la clasificación.
La teoría de la utilidad esperada no era exactamente errónea. Solo que no se entendía a sí misma, hasta el punto de que era incapaz de defenderse contra las aparentes contradicciones.
La escuela de pensamiento dominante se había llamado behaviorismo o conductismo. Su gran figura, B. F. Skinner, la había empezado a desarrollar durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las Fuerzas Aéreas estadounidenses lo contrataron para entrenar palomas que guiaran las bombas.
Había mucho más en «On the Psychology of Prediction». Por ejemplo, demostraban que los mismos factores que producen que tengamos más confianza en nuestras predicciones hacen que estas predicciones sean menos correctas.
Esta era una de las razones por las que a Amos no le gustaba demasiado pensar o hablar acerca de las emociones: no le gustaban las cosas difíciles de medir.
Otra posible heurística es lo que ellos llamaban «ajuste y anclaje».
El punto de referencia es un estado mental. Incluso en apuestas sencillas se puede cambiar el punto de referencia de una persona y convertir una pérdida en ganancia, y viceversa. Al hacerlo, se pueden manipular las decisiones que toma la gente solo a partir del modo en que se describen.