Sublime

Odilia Palomo de Castillo Armas posaba de muy católica y tenía el apoyo del arzobispo y los curas, que ahora lo controlaban todo. La tal Odilia era una fierecilla. Defendía con uñas y dientes los que creía sus derechos. Martita se rio con la cara pegada contra la almohada de plumas. Había una guerra civil por aquello en Guatemala entre los partidar

In 1905 the Puerto Rican legislature funded a national program, again under the supervision of Ashford and Gutiérrez. By 1910, they estimated that nearly 30 percent of the population had been treated, for less than a dollar per patient.

Whether because doctors pushed or women pulled, female sterilization in Puerto Rico grew to staggering proportions. In 1965 a governmental survey found that more than a third of Puerto Rican mothers between the ages of twenty and forty-nine had been sterilized, at the median age of twenty-six. Of the mothers born in the latter part of the 1920s, ne

Jacobo Árbenz y María Vilanova tuvieron tres hijos, dos mujeres y un hombre: Arabella, nacida en 1940, María Leonora,…

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George and Lorraine Montoya lived on a dead-end dirt lane within easy walking distance of the historic Santa Fe Plaza. On the fringe of a prestigious neighborhood, the lane consisted mostly of two rows of modest homes, all built just before or after World War II. The few houses that had changed hands from Hispanic to Anglo ownership were easy to sp

Mucho se criticaría en el futuro a María Cristina por haber frecuentado, cuando vinieron a Guatemala, a dos extranjeras con fama de comunistas: la chilena Virginia Bravo Letelier, que sería luego…

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Por órdenes de Trujillo, aquél le había encargado que liquidara a uno de ellos, Tancredo Martínez, antiguo cónsul dominicano en Miami, quien se fugó a México y pidió asilo. Bonachea León lo había hecho muy mal; fue a buscarlo a la compañía de seguros donde trabajaba y le disparó un balazo en la cara; se la destrozó pero no lo mató. Por eso había es

quien poseía un enorme poder sobre Castillo Armas era, en efecto, su querida, Marta Borrero Parra, apodada Miss Guatemala, una mujercita joven y muy bella que, al parecer, tenía hechizado al Presidente. Éste le había puesto una casa y, decían, le consultaba sobre todo, incluso los asuntos de gobierno. De modo que Abbes García procuraría conocerla p