El Principito

“Su flor le había dicho que era la única en su especie en todo el universo. ¡Y ahora tenía ante sus ojos más de cinco mil todas semejantes, en un solo jardín! (…) Y luego continuó diciéndose: «Me creía rico con una flor única y resulta que no tengo más que una rosa ordinaria (…)»

(…)¿Qué significa «domesticar»? —volvió a preguntar el principito.

—Es

“¡Bueno! Te admiro (…), pero ¿para qué te sirve?”

“Si alguien ama una flor de la que solo existe un ejemplar en millones y millones de estrellas, basta que la mire para ser dichoso. Puede decir satisfecho: «Mi flor está allí, en alguna parte». ¡Pero si el cordero se la come, para él es como si de pronto todas las estrellas se apagaran!

“Me creía semejante a sí mismo y yo, desgraciadamente, no sé ver un cordero a través de una caja. Es posible que yo sea un poco como las personas mayores. He debido envejecer.