La belleza sublime, en su dimensión filosófica, nos recuerda que lo que nos excede (la fuerza, la diferencia, lo inesperado) también puede ser bello, ya que, en estética, la belleza no es una imagen, sino un sentimiento.

Kant distinguía entre lo bello y lo sublime: lo bello nos produce placer y contemplación, lo sublime nos confronta con algo que excede nuestra comprensión, con la vastedad o el poder de la naturaleza, y despierta al mismo tiempo temor y admiración. En ambos casos, la belleza tiene una dimensión trascendente, que remite a lo que es universal, a la... See more

Como dice John Berger, «una mujer debe vigilarse continuamente a sí misma. Está casi siempre acompañada por su propia imagen. Desde la más tierna infancia se le ha enseñado y persuadido para que se observe continuamente. Así, llega a considerar al observador y al observado dentro de ella como los dos elementos constitutivos, aunque siempre... See more