
Palabras Radiantes

Por algún motivo, se frotó el pecho con aire ausente.
Brandon Sanderson • Palabras Radiantes
«Usar el atractivo personal para lograr que los hombres cumplan los deseos de una mujer no es diferente a que un hombre use sus músculos para forzar a una mujer a su voluntad —decía—. Ambos comportamientos son inaceptables, y ambos acaban pasando factura con el tiempo.»
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Ojos muertos. Era Oscuridad mismo.
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«El control es la base de todo el poder.» ¿Cómo habría respondido Jasnah a esta situación? La respuesta era sencilla. Sería Jasnah.
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Una planificación cuidadosa era, de hecho, el agua que nutría la innovación.
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—Dioses —dijo Kaladin—. Te refieres a los spren. —Buscó a Syl, que se había encaramado en una viga y contemplaba a un par de pequeños insectos subir por un poste.
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—¿No te molesta, entonces? —insistió Jasnah—. ¿La idea de estar comprometida con otra persona, particularmente un hombre?
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Era un trabajo grande —dijo—. Importante, para la clase de gente que hace que las cosas cambien en el mundo. Aún no he tenido noticias de los que nos contrataron. Tal vez mis hombres no huyeron: tal vez solo fracasaron. No lo sé con certeza.
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Acá ya se puede inferir que Tyn mandó a matar a Jasnah
La habían llamado Narak, exilio, pues era donde se habían separado de sus dioses.