La búsqueda de la verdad siempre debería prevalecer sobre el deseo defensivo del ego de tener la razón.

Como dice Ayaan Hirsi Ali, que ha luchado contra la intolerancia islamista: «La tolerancia de la intolerancia es cobardía».

En una sociedad libre, la gente debería tener derecho a criticar la religión; a hacerlo y, por supuesto, a que sus críticas también puedan ser criticadas: ésa es la esencia de la libertad de expresión y conciencia.

Esta dinámica familiar podría explicar por qué me ofenden tanto las personas que presentan el efecto Dunning-Kruger, es decir: la seguridad y confianza supremas que tiene uno en sí mismo a pesar de su idiotez

En una sociedad libre, la gente tiene todo el derecho a ridiculizar, condenar, criticar, despreciar y temer cualquier ideología.

En primer lugar, los seres humanos son cerebralmente tacaños; es decir: tienen demasiada pereza intelectual para recopilar la información relevante sobre un tema determinado, y prefieren formarse opiniones con el menor esfuerzo mental posible. En segundo lugar, el panorama informativo está cargado de datos de distintos niveles de veracidad. En