Sentir está permitido, aunque duela.

Yo sabía que además de quedarme sin dientes y sin ovarios corría el peligro de quedarme sin alma. Y no estaba dispuesta a pagar ese precio.

indefectiblemente, el gozo y el dolor son inseparables, aprender a integrarlos es aprender la vida.

a esa noche dolorosa que le duró una década

Para escribir hay que irse a la mierda, como tú te fuiste, papá.

Y es que la ansiedad es atemporal, es omnipresente e infinita: aunque surja en el presente, trae una legión de demonios del pasado y proyecta otra legión de demonios hacia el futuro.

La mujer temblorosa o la historia de mis nervios de Siri Hustvedt,

Algo esencial cambió cuando fui capaz de comprender que esa mujer no era sólo mi madre, sino que primero era mujer. Una suave y áspera, enamoradiza y deseante, furiosa y arrepentida, bellísima, sexual, cansada, recelosa. Esa mujer era todo eso. Y yo fui una niña posesiva que quería que su madre fuera sólo madre.

Este libro es mi hijo, es tu nieto, y eres tú y soy yo, y es el cuento que escribí para ti, para él y para mí al mismo tiempo.