Elena Garro encarnó la belleza y la inteligencia, la maldición del dinero, el valor y la deshonra, la contradicción, el abandono y la huida incesante. Pero, ante todo, la gloria literaria y la ruina personal, y ése es quizá su mayor misterio: ¿por qué la autora de semejante obra monumental decidió ponerse del lado de la historia de los asesinos de

Resulta curioso que El Universal, por un lado, fue el único medio señalado por Garro de haber cambiado sus declaraciones del 6 de octubre, al agregar la cifra de “500 intelectuales”, y que ese mismo medio fuera el responsable de publicar la carta de Helena.

Elena Garro y Octavio Paz estuvieron casados entre 1937 y 1959 y criaron a la única hija de ambos, Helena, nacida en 1939. Juntos formaron una familia que, en sus momentos de mayor esplendor, fue conocida como la Santísima Trinidad: ellas, altas, rubias y hermosas; él, guapo y de ojos azules. 2 Los tres, de inteligencias descomunales. Sus

¿Recuerdas que, en el 49, la primera noche que salimos, me dijiste que sentías gran respeto por los que huían? Me gustaría hoy compartir esa convicción”. 5 Elena siempre sintió compasión por los expatriados, los disidentes y los pobres.

Garro comenzó a leer el Genji Monogatari, de Lady Murasaki, la extraordinaria escritora japonesa del siglo XI que inauguró la novela psicológica y que, para Garro, era superior a Marcel Proust y su clásico En busca del tiempo perdido.

la figura de Elena Garro representa un matiz problemático para quienes gustan de las clasificaciones tajantes.

Héctor Orestes ha definido a Garro y su obra con un oxímoron exacto: “revolución conservadora”. 13 Elena es ejemplo de que las etiquetas son reduccionistas: ella fue una contradicción encarnada, una paradoja viviente.

Los críticos no han dudado en señalar que la novela fue la semilla del llamado realismo mágico de América Latina. Sin embargo, para Elena Garro el realismo mágico degeneró en una fórmula desgastada y repetitiva sobre pueblos latinoamericanos y hechos fantasiosos e inverosímiles. Alguna vez, molesta, espetó: Ya estoy ¡harta! de que me digan

Silvia Tirado de Durán, esposa de primo Rubén Durán, era secretaria en la Embajada Cubana y al parecer tuvo un romance con el asesino del presidente.